miércoles, 24 de enero de 2018

Jornadas de Acción Lobo en Riópar (Albacete) 2018


JORNADAS LOBERAS EN RIOPAR
12, 13 Y 14 DE ENERO DE 2018


 Durante los primeros días de este 2018, al que no hace mucho que hemos dado la bienvenida, hemos tenido el enorme placer de acercarnos a Riópar, una pequeña localidad del Suroeste de Albacete, casi besando la provincia de Jaén, en concreto al Centro de Educación Ambiental “La Dehesa”, magníficamente llevado por un estupendo grupo humano liderado por nuestros amigos Jorge Escudero, un pastor manchego tan afable como bonachón, y su hija Marta, bióloga e igualmente encantadora.

 Ya anteriormente, en concreto hace justo 2 años, estuvimos algunos miembros de Acción Lobo en este pequeño pueblo a la sombra de la Sierra de Alcaraz y el nacimiento del río Mundo, parque natural y enclave fascinante por su belleza, su caprichosa geomorfología y por la singular biodiversidad que atesora. Y nos lo pasamos tan bien que creo que dijimos que no tardaríamos demasiado en volver.

 El viernes llegamos de noche al Centro y, antes incluso de llevar los bártulos al bungalow, nos metimos en el bar, al abrigo de la lumbre, para saludar efusivamente a Jorge y los demás compañeros que venían a las Jornadas. Tras una cena exquisita y una sobremesa muy amena, abrazamos la cama necesitados de descanso, ya que la jornada del sábado lo iba a requerir.



A la mañana, tras un copioso desayuno, visitamos el nacimiento del río Mundo, una hermosa cascada que sale literalmente de la caliza, compuesto mineral predominante en la Sierra de Alcaraz. Los impresionantes cantiles, salpicados con enormes pinos laricios, diferentes matorrales (rusco, hierba de los ballesteros…) y plantas rupícolas (entre las cuales se encuentra una especie endémica de grasilla (Pinguicula mundi), una planta carnívora), y hasta hermosos tejos, casi nos provocaban dolor de cuello de no poder dejar de mirar a lo más alto.
Las aves tampoco faltaron. Los majestuosos buitres leonados con frecuencia se dejaban ver, tanto posados al borde del abismo como regalándonos sus silenciosos planeos, a veces en grupos numerosos. También las cornejas y las chovas piquirrojas, estas últimas muy rupícolas, nos mostraban claramente el negro brillante de sus plumas volando, recortadas contra los ocres y rojizos kársticos del cantil. 
Hay también una pareja de halcones peregrinos, que nidifican todos los años en una oquedad del cantil; pero en esta ocasión no llegamos a verlos.

 De vuelta al Centro, era ya hora de comer y además con el paseo creo que andábamos bien de apetito. Un plato típico de esta región que me llamó la atención fue el gazpacho manchego, originalmente conocido como galianos, un plato exquisito realizado a base de pan ácimo (masa sin levadura) y carne de caza.
Por cierto, mención especial para Ana, su marido y cocinero Carlos, y el resto de los empleados de hostelería, que se desvivieron por nosotros desde que llegamos hasta que nos fuimos.

 Después de comer y tras un lapso preparando la sala para el documental y la charla, nos dispusimos a ver “Los ojos del lobo”, cortesía de Víctor Gutiérrez y la asociación " Amigos del lobo de Sierra Morena" que trata sobre el lobo en esta zona de Andalucía, con testimonios de ancianos lugareños sobre su coexistencia con el gran cánido cuando no era extraño en esta región y daba incontables sustos a los pastores y a sus rebaños.
 La ponencia y la mesa redonda tras el documental trataron, entre otras cosas, del problema que tiene el lobo en Portugal, país en el que, en la actualidad, goza supuestamente de protección total y en el que, sin embargo, merced a un furtivismo atroz y a una mala gestión del medio forestal, su población ha sido mermada de manera considerable. Sobre todo porque esa protección legal, aprobada en 1988, no fue acompañada previamente de una labor de sensibilización y divulgación, algo fundamental en la protección y conservación medioambiental, ni de medidas posteriores, convirtiéndose en impopular y como se suele decir, papel mojado.
 También se habló de los sumideros de lobos peninsulares (zonas donde llega el lobo, en su límite de distribución, y en las que, a pesar de intentar asentarse, acaba desapareciendo, bien por una causa o por otra), de las muertes que ocasiona el furtivismo y de las que bien poco se habla, y de las muy puntuales y contadas bajas humanas a consecuencia del ataque del lobo en el mundo.
Después la mesa redonda y tras un breve descanso, nos dispusimos a disfrutar de la cena. Estábamos bastante cansados y, tras una tertulia muy amena, nos fuimos a acostar.


 A la mañana siguiente hicimos una visita al recinto de fauna, donde una cabra montés fue la primera en recibirnos. Más adelante interaccionamos con Amelie, una encantadora loba que hizo las delicias de Pablo, uno de nuestros compañeros, llenándole de barro y de caricias. A los demás se limitaba sobre todo a mordernos los abrigos o lamernos las manos, aunque con su cuidadora, Pilar, que también estaba entre nosotros, se ponía tumbada de espaldas en el suelo, dispuesta a jugar con ella.



 También había en otros recintos animales tales como jabalíes, gamos, ciervos, ginetas, gatos monteses y varias especies de rapaces, entre ellas búhos reales, lechuzas y un precioso halcón peregrino.
Durante el camino visitamos un mirador, desde el cual se veían las neblinosas cumbres de la Sierra de Alcaraz. Tuvimos suerte y vimos una pareja de águilas reales, que frecuentaba los riscos en esos momentos y que solía anidar en esa zona.



 Tras disfrutar al mediodía de la comida y después de hacer el petate, nos  despedimos del personal y del resto de invitados y comenzamos el viaje de vuelta, con alguna incidencia que otra, cosas de baterías...
Ha sido un fin de semana redondo, en un sitio fabuloso y con la mejor de las compañías. 
 El año que viene repetiremos.





    Alfonso González Solares.

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